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jueves, 26 de abril de 2012

2ª PARTE, CAP. 1 de “BARCELONA, 30 AÑOS DE CORRUPCIÓN”, ed. 2006. BANCO GARRIGA NOGUÉS, KIO, GRAN TIBIDABO, 1984-1995.

Rafael del Barco Carreras

Barcelona 26-04-2012. Si con Javier de la Rosa, Pique Vidal, Pascual Estevill, Félix Millet, Maciá Alavedra, o Lluis Prenafeta, se bastan y sobran para descalificar ¡y algo peor! al charlatán Jordi Pujol… aquel “oasis catalán” se amalgama con los corruptos franquistas ya “demócratas” y  socialistas catalanes o madrileños... hasta en la actualidad  FUNDIR EL PAÍS.  

 

SEGUNDA PARTE

Banco Garriga Nogués
KIO
Gran Tibidabo
1984-1995



Cap.1 1984-86. Rumasa. Rumores Banco Garriga y
Banesto. López de Letona. Tito Parés en Madrid.
J.L. de Vilallonga. Tita Cervera.
Pag. 115

Indiscutible la consolidación del desfalco de diez mil millones. Sin embargo una posible detención de Antonio de la Rosa Vázquez, ya que el Supremo al no actuar de segunda instancia no alteraría el rumbo, cerrada toda investigación por el juez especial Álvarez, podría con un segundo juicio aclarar lo sucedido.

 Estaría loco, si clasificado como enemigo de un poderoso individuo, y que contra todo pronóstico aun escalaría cotas astronómicas, me hubiera dedicado a buscar al huido. Un trabajo facilísimo para la policía. A través de su gran familia, un hombre de 62 años, de salud complicada y el alcohol apretándole, localizarlo, de principiantes. Bastarían unos simples pinchazos telefónicos y vigilar la residencia de verano en Cadaqués de Javier. Decidí desaparecer, habían ganado, y diez mil millones, el Banco en expansión, los rumores situando a Javier en los máximos niveles del Banco Español de Crédito, y parapetado en el Bufete Píqué Vidal y por tanto de Jordi Pujol, le alejaban de mi capacidad de venganza, pospuesta a la de “ganarme la vida”.

Durante los tres años en Madrid, centrado en los bancos, y comiendo casi a diario con el ejecutivo del Banco Hispano Americano en un momento que en la capital la banca, fusiones y cambios de directivos promovidos por el nuevo Gobierno socialista, formaban la comidilla de tanto corrillo, el nombre de Javier me sonaba aun sin pretenderlo. Un simple nombre, nunca me entrevisté con él.

Continuaba la “guerra por el pasivo”, es decir, los bancos premiaban en negro las imposiciones medianamente importantes, y la política monetaria inyectando dinero a la banca propiciaba que los negocios y el crédito bancario crecieran sin agobio. La inflación al galope. Los socialistas, predispuestos a que el Sistema funcionara. Lo demostraban con la desmembración de RUMASA, recién expropiada, regalando empresas a sus “amiguetes” con abundante crédito para su funcionamiento. Créditos al bolsillo, y empresas quebradas y liquidadas. Un billón y medio de pesetas a costa del Estado. ¡El presupuesto y España absorbían lo que le echaran!.

Al Banco Hispano Americano, válvula de escape para el riesgo en la Banca Catalana, se sumó otro en el Banco Mercantil de Tarragona, filial del Hispano, pegado al edificio de su subcentral en la Calle Serrano detrás del Hotel Villamagna, y tras una visita a Madrid de Pilar Pato y familia, con el marido empleado en el Banco Guipuzcoano de Barcelona, agregué una clasificación de diez millones en la Agencia de la calle Lista, Ortega y Gaset. Una magnífica carambola, el banco pagaría el coste básico de tres años en la cárcel Modelo. Otros convencidos de mis “mil millones”. Los “amigos” desaparecidos, de nuevo aparecían. Si estafar al Banco Guipuzcoano me resarcía del coste de la cárcel, el Banco Mercantil de Tarragona me trasladaba a cuando con Ignacio Ribó y José M. Galera, con su quebrada Infiesa, Fondo de Inversión Inmobiliario, y otros, compramos, año 1974, el Banco de Valls (el Mercantil en ese momento) al Banco Hispano Americano. Sin culpar al Hispano por vendernos lo que solo era “una ficha” bancaria por 1.500 millones, que no alcanzamos a cubrir, la operación fue por si misma suficiente para acabar con la Caja General de Crédito Sociedad Cooperativa. Después de las urbanizaciones, mi error más grave pretender que la suma de empresas financieras que yo creía me apoyarían para canalizarlas en un Banco, única viabilidad para su actividad, se desmarcaran ante varios escándalos, entre ellos el Banco de Navarra.

Al año y pico de “darle vueltas” a mis letras, pagando unas e ingresando otras, creciendo paulatinamente el “riesgo”, o sea, el límite de descuento, los rumores sobre el Banco Garriga Nogués, no solo me llaman la atención, se hacen omnipresentes. Aquel para mí desconocido Javier de la Rosa, resucitaba. Mi amigo de la Banca Catalana por absorción del Banco de Gerona, me tenía al día de los rumores financieros en Barcelona, e insistía; “Javier de la Rosa está acabado, lo tienen entre las cuerdas, se habla de cien mil millones”.

Las confusas noticias sobre el Banco Garriga se minimizaban ante las del propio Banco Español de Crédito. Pablo Garnica Mansi en la picota, entre los socialistas pretendiendo otra perita en dulce a lo RUMASA (llevarse lo bueno y las deudas que las pague el Estado), y los viejos del franquismo financiero mareando la perdiz para pasarle el muerto a otro ambicioso de las nuevas huestes. Unos tres billones de suma de balance en entredicho. Obligada una fusión.

Sin embargo las campañas de información financiera, interesadas y por lo tanto mentirosas, no me impresionaron como las declaraciones del Ministro del Ejercito, Narcís Serra, ex alcalde de Barcelona, alardeando de nuevo sobre su descubrimiento del Caso Consorcio, y añadiendo que en un ataque de incorruptibilidad rechazara en su día la oferta de la devolución de los mil doscientos millones por parte de Javier de la Rosa para el retorno y exculpación de su padre. Un empleado de banca, en definitiva Javier, ofrece devolver mil doscientos millones. El viejo cuento del cajero cogido en sustracción pretendiendo con una parte paliar la ira del dueño. Al ya potente político ni le extraña la potencia económica del muchacho, ni sospecha y acusa de directa implicación en el desfalco. No solo Serra se suma a una oleada de grandes lanzadas al moro caído, la misma anécdota publica Aurelio Delgado, cuñado de Adolfo Suárez. Sin embargo, parecido al barco de Viudes, o con la promesa de ayudar en la financiación de la compra de los terrenos de Montornés, aparecen árabes y noticias sobre grandes operaciones con Tierras de Almería. Las cifras de la explotación tomatera en Almería rondaban los veinte, treinta, cuarenta o 50.000 millones, según quien la publicara o comentara en tertulias radiofónicas. Y varios miles de millones ingresados para la compra con condiciones de devolución de no cumplirse unos determinados requisitos. ¡Otra operación de camuflaje alargando tiempo!, y por si fuera poco lo leído sobre las operaciones de crédito del Banco Garriga Nogués, las disparatadas valoraciones, me recuerdan tanto al Consorcio que la mínima duda de su autoría se desvanecía. Ese Javier de la Rosa, era un genio. Una “triangular” sin retención de la imposición colorea una venta que no se realizará, porque lo imposible no tiene solución. Nadie compraría por decenas de miles de millones el disparate de Almería. Mostraba su dinero disfrazando una operación de compra. Atrapado en el Garriga, y los viejos del Banesto cogidos por los huevos en Almería. Todos deseando un comprador de la nada. La misma historia involucrándome con los terrenos de Montornés, con una diferencia, allí existían los terrenos.

La tensión se percibía en aparentes insignificancias. Que el Premio Planeta 1984, de su vecino Lara, “Crónica Sentimental en Rojo” de Francisco González Ledesma, en un pasaje donde citar el caso de la Zona Franca y a Bruna de Quijano en prisión no tenía más interés que la cita en si misma, significaba que no se diluyó su recuerdo tras el juicio, y hasta un toque de atención. Leí la cita varias veces, no encontraba entre líneas pruebas a mis conclusiones, pero me agradaba, mascaba la duda del autor. Un periodista de La Vanguardia le respondía al personaje que el caso era ya viejo. Le hubiera podido responder que para ellos ni existió. Lara jugando al escondite con los vecinos Godó y Javier de la Rosa.

Cuando el Banco de España y las luchas en el Banco Español de Crédito le señalan autor del descalabro del Banco Garriga, y López de Letona, designado por el banco emisor en Banesto, exclama lo de “sevicia contra el banco” y lo de “juzgado de guardia” con el “nos han robado”, Javier blande una carta de fecha 30 de junio de 1986 de José M. Sainz de Vicuña, marqués de Alhucemas, el amigo en Banesto de su padre, abogado del Estado, alférez durante la guerra civil, ex subsecretario de Hacienda, y consejero de decenas de sociedades. “Estimado amigo: Tengo el gusto de comunicarle que la Junta General de Accionistas del BANCO GARRIGA NOGUÉS SA, celebrada el pasado día 27 de junio, adoptó el acuerdo de aceptar su renuncia al cargo de Consejero del Banco, que presentó a propuesta del Banco Español de Crédito SA. En la misma Junta se acordó exonerarle de toda responsabilidad, agradeciéndole de modo expreso los servicios prestados en el desempeño del cargo. Dejando constancia de mi reconocimiento personal, cordialmente le saluda”. El Banesto y los 20 consejeros del Garriga se negaban a la evidencia. La omertá. Los números esparcidos por la inspección del Banco de España, contundentes. Y había más, no contabilizados, avales del Banco Garriga para captar dinero que pagaría Banesto (en casos tachados de falsos), y letras redescontadas en su cartera rebajando saldos deudores incobrables.

Si cada individuo alternando a favor o en contra de Javier de la Rosa merece una biografía, en el hombre del Banesto y Banco de España, José María López de Letona y Núñez del Pino, sería obligado por camaleón. Ministro de Industria con Franco hasta 1974. Gobernador del Banco de España con Suárez, y del 81 al 86 preside el Banco de Madrid, donde colabora Javier para que lo absorba el Banesto. De consejero delegado de Banesto a Vicepresidente hasta 1987, cuando Mario Conde lo desplaza. Como es habitual en estas historias se tragó sus exabruptos contra Javier de la Rosa, y ni hablar de acudir al juzgado de guardia como era su obligación legal. El porqué de los cambios de criterio un insondable misterio. En definitiva, absolutamente nadie de los muchos cargos oficiales o simples empleados actuando en los enjuagues de De la Rosa, le denunciaron. Ni menos la fiscalía y policía leyéndolos en los simples periódicos. Y había delitos a montañas como se demuestra en la denuncia del nuevo KIO o los nueve mil vilipendiados ahorradores de Gran Tibidabo. Pero no debo anticiparme.

Y en más complicada pirueta, contra las cuerdas o la cárcel, entran en escena los árabes de KIO, árabes kuwaitíes, un inimaginable chorro de dólares. El propio De la Rosa, en sus arabescas conversaciones con sus incondicionales de la prensa, por ejemplo, el comprado Feliciano Baratech de La Vanguardia, confesó que en principio los kuwaitíes se asociaban con él, o sea, él compartía la inversión, y después la absoluta confianza les guiaba en las operaciones. Una inconsciente confesión de que sus saldos en el extranjero, parte de los desaparecidos en el Consorcio y el Banco, se reutilizaban en operaciones con los kuwaitíes. Grandes operaciones y grandes saldos. Y complicando la partida, Mario Conde, y su fanática voluntad de hacerse con la presidencia de Banesto.

Mi indiferencia, y envidia hacia quien ni conocía, se convirtió en una morbosa afición. Aquello multiplicaba en tanto las cifras del Consorcio que pudieran dinamitarse los diques conteniendo la verdad. Las noticias un espectáculo. Alguien podía traerse al padre para hacer saltar por los aires al hijo, la clave se hallaba en los archivos del Banco Español de Crédito. Cada talón, y los había a docenas, pagado a un nombre inventado, una prueba irrebatible.

Y por si fuera poco entretenimiento los bancos y los chismes sobre De la Rosa y su Banco, aparece en mi escena madrileña, Tito Parés, Antonio Parés Neira, del Hotel Ritz de Barcelona. Entre mi temporada en la cárcel y mi abandono al cabo de unos tres meses de incidencia en el Ritz, con pérdidas continuas, pareció que nuestra asociación al cincuenta por ciento había desaparecido, resucitándola a su conveniencia. Tenía la extraña virtud de surgir cuando en mi entorno brillaba el dinero. Le compré un negocio ruinoso, en realidad apenas una oficina por los últimos sesenta, para el “grupo” de la cooperativa de crédito. En 1972 absorbimos una cooperativa de crédito, el Instituto de Crédito Cooperativo, Presidente el General Serrano Ariz, ex gobernador militar de Barcelona, él de vicepresidente, y desastre por cien millones de incobrables letras contra otros tantos de cuentas de ahorro, con un paquete de ochenta millones capitaneado por el ya célebre dueño discotequero Pedro Trapote, entonces director de una oficina del Banco de Bilbao.
Parés traía de la mano a José Luis de Vilallonga y Cabeza de Vaca, y consecuencia de pago de sus estancias en el Ritz, unos terrenos, y letras en poder del Banco Pastor. Pretendían ayuda. Me reía al recordar a Xavié Cugat, Cugui, sus caricaturas y el contrato con el Casino de Ibiza, pretendiendo mi financiación. Se entusiasmaron ante el director del Banco Mercantil de Tarragona, concediendo créditos en cada una de sus salidas nocturnas, y salía cada noche. Diez millones de crédito para José Luis, impagado, consolidó el entusiasmo. La casualidad me situaba de vecino, él, en el magnífico ático y sobreático de la finca de Castellana 70, y yo, en uno de sus pisos, alquilado entonces por ochenta mil pesetas mensuales. Aquello, y sus escarceos con Tita Cervera, y ya el Barón Tyssen rondándola, y por tanto cuadros, inundación de cuadros, prometía buena diversión. Me trasladaba al 78, iniciándonos en el Ritz, y al poco aparecieron cuadros falsos por las estancias del hotel y su nuevo piso en el Turó Park. Un extraño ascenso a la parte “cara” de Barcelona, y vecino de Mariano Calviño, íntimo de los De la Rosa, y con quien Parés hizo buenas migas. Con Tita Cervera y su madre Carmen de “gorreo”, y Espartaco Santoni a por el último anillo de Lex Baxter, primer marido de Tita, y promotor de la torre en San Feliu de Guixols, o Pitito y sus monos amenizando las fiestas.

El espectáculo corregido y aumentado, aunque su presencia me traía los fantasmas de mi abogado Pascual Estevill, las cartas de los inversores árabes desaparecidas, su evasiva declaración en el juicio, y el empecinamiento en la cárcel para no despedir al abogado, e ignorando entonces como completara sus amistades entre mi prisión y alejamiento a Madrid, casualmente relacionadas con el específico mundo de De la Rosa. Se escapaba de mis referencias a los cuadros, o sobre Pepe Bella, encarcelado por tráfico de falsos. Encantado con Tita y Tyssen, y la invitación a la boda en Londres, y nombrado gerente de una “non nata” Fundación Tyssen. No tardó en desaparecer de sus vidas. Por lo visto el negocio de un posible Hotel en el edificio en Monjuich de la TVE complicó sus relaciones con los barones.

Y de Luis Pascual Estevill, ni palabra. A Pascual le debió encantar tanta cultura, aun falsa, porque de un bufete en el 80 con las paredes tan vacía como su sala de espera, a colgar relucientes pinturas, y ya de juez, ¿haría un rápido cursillo sobre arte?, se dejaba vender cuadros, o sea regalárselos, y revenderlos a quienes debían agasajarlo. La valoración de los cuadros y pintores (verdaderos o falsos lo deciden certificados tan sospechosos como los tratantes o marchantes) permiten toda clase de combinaciones financieras muy adaptables a astillas y pelotazos. Precios de ventaja, donde jugaba el Consellé de Hacienda Masiá Alavedra y los cuadros de su mujer, la pintora Doris Malfeito. Rentabilidad paralela a su cargo, y al de Consellé de Hacienda. Masiá Alavedra Moner, licenciado en Derecho, otro empleado de Pujol que alcanzaría las estrellas en Cataluña, y siempre removiendo en la basura se aliaría con De la Rosa, sus petrodólares y Gran Tibidabo.

Aparqué el lado oscuro de la innata simpatía de Tito. Los inicios de 1986, alegres, y con una corte de altura. Brillaba a tal nivel que sin duda tras el cochambroso hotel, apenas con unas capas más de pintura y purpurina, escondía “negocios”. Una residencia en la Pleta del Valle de Arán donde residían los Reyes en sus escapadas a la nieve, y otra en construcción en Llabaneras, lugar de viejas fortunas barcelonesas. Y rodeado de Mariví Dominguín, y amores de difícil entender, divertía sus estancias en Madrid y los continuos viajes.

Una de sus aventuras y ganas de notoriedad le costó cierta inquietud. En un reportaje de la revista Hola presentaba a su acompañante como esposa, una relaciones públicas del Hotel convertida en convivente, con quien también tuvo un hijo, y que al poco desapareció ella y el pequeño. Recibió un escrito de un abogado alemán amenazando con una demanda por bigamia puesto que Hanelore, la madre de sus dos hijas, vivía, tan cargadísima de razones y algo más contra su marido, que hacía unos años envió a su padre, un ingeniero alemán de los de ciento y varios kilos, y Tito desapareció de circulación una temporada. Como me decía Mariví Dominguín, cabreada por alguna fantasmada, “no sé que negocios os lleváis entre manos, pero no te fíes de quien en el recibidor de su gran piso en Turó Park tiene un busto de Franco, una vitrina llena de marfil falso, y de los muchos cuadros el único verdadero el Cuxart del salón, por alguna de sus exposiciones y estancias en el Ritz”.

Sin embargo el 86 creaba el fin de mi sistema, la entrada en vigor de la nueva Ley sobre Cheques, Pagarés y Efectos cambiarios (letras), dinamitaba a la corta mi andamiaje. Tres años tocaban a su fin. Un simple cambio del formulario de las letras, obligando reflejar el domicilio del librado, quien debía pagar, hasta entonces sustituido con la domiciliación bancaria.


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La Larga Agonía de Grand Tibidabo SD178

www.elmundo.es/sudinero/99/SD178/SD178-02.html
27 Jun 1999 – El Banco de España no tardó en detectar las irregularidades y, ... de pesetas al referente catalán de Banesto, la Banca Garriga Nogués.

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martes, 27 de mayo de 1986

La crisis del Banco Garriga Nogués estará presente en la junta de accionistas de Banesto

El consejo de administración del Banco Español de Crédito tendrá que explicar hoy, ante la junta general de accionistas, las causas que expliquen los recientes cambios realizados en las áreas de control y gestión de la entidad y las razones para que Banesto reparta entre los accionistas el mismo dividendo que en el ejercicio anterior. La crisis, todavía no explicada y posiblemente no conocida en su totalidad, en el Banco Garriga Nogués puede ser el eje conductor de todas estas explicaciones.

  • El consejo explicará los cambios en las áreas de control y gestión
SALVADOR ARANCIBIA, Madrid 27 MAY 1986
Banesto, el segundo banco por dimensión, celebra hoy su junta general de accionistas, en la que se espera que el presidente de la entidad, Pablo Garnica, explique el reciente nombramiento de José María López de Letona como vicepresidente y consejero delegado de la entidad, así como la decisión de excluir de cualquier puesto de responsabilidad al hasta entonces consejero y director general José María Sainz de Vicuña. En medios del sector se concedía especial importancia al previsible hecho de que el nuevo consejero delegado interviniera en la junta general de accionistas, porque se entendía "que podría ser más libre a la hora de poner sobre la mesa el cúmulo de problemas latentes que tienen Banesto y algunos de sus bancos filiales". No obstante, todo indica que la tradición seguirá imponiéndose en Banesto y que Pablo Garnica, presidente del banco, será el único miembro del consejo de administración que hable a los accionistas.Garnica tendrá, en cualquier caso, que explicar las razones que han hecho que Banesto no pudiera aumentar el dividendo a sus accionistas y que reparta la misma cantidad de dinero que con cargo a los resultados de 1984. La crisis del Banco Garriga Nogués, con un agujero importante aunque no cuantificado todavía por los servicios de control interno de Banesto, es el problemaa básico que explica esta situación. Junto a ello, pero con menor importancia, el elevado volumen de riesgo que Banesto tiene con la constructora Agromán -presidida por el anterior máximo dirigente de Banesto, José María Aguirre Gonzalo- y algunos flecos de operaciones de absorción de bancos en dificultades.

Beneficios simbólicos

El Banco Garriga Nogués, filial al 100% de Banesto, ha declarado unos beneficios simbólicos de un millón de pesetas en el ejercicio de 1985. En realidad esta cifra no indica otra cosa que los responsables de Banesto no tienen todavía una idea clara de hasta dónde llega el agujero del Garriga Nogués. A esclarecerlo se han dedicado los nuevos responsables ejecutivos de Banesto, y de hecho, uno de los primeros nombramientos de José María López de Letona, el de José Luis Fominaya, iba en esa dirección al nombrarle consejero delegado del Banco de Madrid y presidente de la comisión ejecutiva del Garriga Nogués.Detrás del Banco Garriga Nogués está la polémica inversión en Tierras de Almería y la discusión sobre si al final esta sociedad se ha vendido o no a un grupo inversor extranjero. De esta venta o no, así como del dinero que recupere Banesto en el caso de que al final se cobre algo, dependerá mucho el volumen del agujero del Garriga Nogués. Mientras tanto, todos los excedentes se destinarán a provisones para insolvencias.
Otro de los problemas a los que tiene que hacer frente Banesto se refiere a las responsabilidades que puede tener en el Banco de las Islas Canarias -en el que participa con el 18% del capital-, que acaba de cerrar su quinto ejercicio. Banesto, que no reniega de su participación accionarial, señala que. su responsabilidad de gestión terminó el pasado 31 de diciembre, cuando finalizó el contrato de asistencia técnica con esta entidad. A partir de ese momento, dicen en Banesto, cada entidad va por su lado. Los controles internos de Banesto no han encontrado nada problemático. El Banco de España está realizando una inspección en el Banco de las Islas Canarias, y, por si acaso, ya se ha dejado claro que se considera como una entidad vinculada a Banesto.

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