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lunes, 15 de marzo de 2010

DEL BARRIO CHINO AL RAVAL.

Rafael del Barco Carreras

15-03-10. El Raval da asco. Entre los grandes sueños de los socialistas o progres del Ayuntamiento de Barcelona dicen que de siempre primó la transformación de aquel degradado Barrio Chino, y de toda la Barcelona Gótica o de la Rivera. El Casc Antic, o la asimetría urbana rodeada de unas desaparecidas, por desgracia, murallas, que la imaginación traza con facilidad ante un mapa turístico. Hubo los antecedentes históricos de Cambó y su Vía Layetana, uniendo el mar con el Ensanche, o antes creo que el Duque de la Victoria trazando rectas calles desde las fortalezas de Monjuic y la Ciudadela por cuestiones de defensa u ocupación.

Pero en cuanto a la transformación de la vieja Barcelona presumo que más bien nuestros socialistas pretendían una PROFIDESA. Presupuestos, expropiaciones, obras y compraventas a mogollón, como la gozada por la egregia socialista Ana Balletbó que heredó un antiguo edificio-habitaciones en la calle San Ramón o San Rafael, no recuerdo, y en los 90 vendió a muy buen precio. Por lo que me cuentan, tras mi último escrito sobre las corrupciones de esa sociedad privada municipal, el Ayuntamiento se ha ganado a pulso los rumores y antipatías de todo un barrio o toda la más antigua Barcelona.

Poco a poco, cuando la libertad de expresión y prensa se conviertan en un derecho total y prioritario de los barceloneses, los rumores y fábulas ciudadanas se escribirán. Por el momento en el blog RAVAL PER VIURE, ver en imágenes en www.lagrancorrupción.blogspot.com, los vecinos se quejan de los regidores Itziar González y Assumpta Escarp, a quien disculpándoles diría que las circunstancias les han sobrepasado. Me cuentan tantas, que debo ser prudente, y auto censurarme. Pero, aun con todo, no son las corrupciones dinerarias al uso lo que preocupa a los vecinos de la Barcelona milenaria, ni siquiera las aberraciones urbanísticas. ¡Ya no digamos el Estatut y la Independencia de Cataluña! las corridas de toros, o si los chiringuitos, locutorios, camellos o traficantes, rotulan en castellano o catalán. Se hallan a un nivel más básico de preocupaciones, el SALIR A LA CALLE y no pisar vómitos, inyectables, condones, heces o sufrir el consabido robo.

Primero cambiaron o crean un nombre, ¡les encanta cambiar nombres! A mí y a todo el mundo nos gustaba la expresión “Barrio Chino”, que nada tiene que ver con los chinos, y ellos lo saben. Y si digo que en mi juventud, por los 50-60, esto y lo otro, me tildarán de franquista, fascista o facha, epítetos que poco menos los usan como cuando antes llamabas a cualquiera ¡maricón! Pero el argumento de que entonces el peligro era la propia Policía no debería validar el grado de degradación e inseguridad alcanzado. ¡Habrá un término medio!, lo hay en otras grandes ciudades mucho más libres y democráticas que la nuestra. He vivido alguna carga de la muy democrática Policía Francesa. ¡Lo de menos que se fornique en las columnas del mercado de la Boquería! He de recordar que cuando cada final de curso (un empleado de banca no ganaba para más) nos soltábamos por Las Ramblas, Arco del Teatro, Escudillers, la Bodega Bohemia, el Gambrinus, Robadors, San Ramón, San Rafael, Las Tapias, o Paralelo, aparte de que nos pareciera bien o mal la prostitución, reíamos sin temor. Mi padre me contaba lo mismo de cuando a sus catorce años, 1914, se inició de dependiente en los desaparecidos Almacenes El Águila, que se quemó, hoy el Hotel Meridiene en las Ramblas. Los tiempos de la Barcelona “ciudad de las bombas”.

Ya sé que la globalización, la droga, la inmigración, tienen más culpables que los socialistas del Ayuntamiento, pero ellos cobran para que la inseguridad, degeneración, suciedad, la heroína, el SIDA, más las resucitadas sífilis y purgaciones, no se nos coman, y a tenor de los vecinos cobran demasiado para tan triste resultado. Precisamente el Ayuntamiento con su tele ha montado estos días un festival en la baja Ramblas con propagandistas magnificando la falta de libertad y demás tópicos contra el franquismo, ¡qué tendrá que ver!

Lo dicho, soy un andarín empedernido, y de mis recorridos, antes indispensables las callejuelas, donde cada día se puede descubrir una antigua curiosidad, he suprimido el Raval. Y no me refiero a las calles estrechas sino a esas avenidas a medias y plazas “duras” con que han destrozado unos tugurios, mal olores o prostitución de sábado noche, que con un lavado de cara, y adecuada regulación, hubieran tenido más que suficiente.

Para ese viaje no se necesitaban alforjas… ni menos los millones gastados con poco o nulo control. Un inmenso capitalazo turístico hecho polvo. ¡Pobre Casc Antic!










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