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jueves, 7 de mayo de 2009

7-05-09 JUICIO EN BARCELONA POR EXTORSIÓN Y DENUNCIAS FALSAS.

ACUSADOS, RAFAEL JIMÉNEZ DE PARGA Y ALFREDO SÁENZ ABAD.

Rafael del Barco Carreras

Ayer declararon, Modesto González Mestre, presidente ejecutivo del Grupo Harry Walker, y Pedro Olabarría, accionista minoritario de ese Grupo. De los dos, el Juez Luis Pascual Estevill, por querella presentada por el abogado Rafael Jiménez de Parga a encargo del Banesto, ordenó su detención e ingreso en prisión. Septiembre de 1994. Salieron a los tres días, y a la pregunta de si pagaron al juez, el presidente interrumpió por no pertinente, pero quedó claro. El banco no cobraría, pero cobraron juez y abogados.
González aseguraba que no supo de esos créditos hasta poco tiempo antes de su detención. Los 634.000.000 de pesetas reclamados ni siquiera estaban contabilizados. Que Banesto era el banco del Grupo, con créditos documentarios para las importaciones y descuento de papel comercial. Que las relaciones bancarias las llevaba el jefe de administración. Que jamás se habló ni firmó ninguna póliza de crédito. Que nunca le pidieron avales, y ni se hubiera atrevido a pedirlos a los accionistas, pues todos eran minoritarios y ajenos a la administración.
Me extrañó que no mencionara los tiempos en que dominaban Harry Walker, Eduardo Bueno (el candidato a la Generalitat en los 80 por la Alianza Popular de Fraga con el eslogan “Bueno para Cataluña”) y Javier de la Rosa desde Banco Garriga Nogués, y las decenas de miles de millones de créditos de donde con seguridad provenía la cantidad reclamada. Con leer los varios libros sobre el tema se hubiera documentado.
Nombraba al anterior Director Regional del Banesto, Xercavins, a su jefe de administración, a un Guardans, fallecido, consejero regional del Banco, y un tal Pie, cuyo estado de salud imposibilitaba su presencia. Un juicio a la antesala de un geriátrico, y repaso a mis “Barcelona, 30 años de corrupción”.
Acentuó que después de los tres días de cárcel su vida fue una ruina, en tratamiento psiquiátrico hasta el presente. Presentó la suspensión de pagos, y dimitió ante la segura desaparición del Grupo. Declaración oscura, de difícil entender, de un hombre vencido por la vida. El polo opuesto de la brillantez técnica de los acusados banqueros.
El reverso, Pedro Olabarría, aunque tampoco mencionó el origen de los problemas del Grupo Harry Walker, se centró en que la querella era una fabulación de los nuevos directivos de Banesto (intervenido por el Banco de España en 1993) y de su abogado Jiménez de Parga. Que el Banesto, banco de referencia del Grupo, sabía mucho más que él de Harry Walker. Que le conocían por ser cliente de pasivo. Que el acusado Merodio (amigo de sus tiempos en Banca Catalana, y él, presidente ejecutivo de la Motor Ibérica vendida a Nissan), directivo del Banesto, le presentó al otro acusado Calama, nuevo director regional del Banco. Que tenía en el banco entre otras partidas una de 400 millones de pesetas a plazo, sin relación alguna con Harry Walker, y que retiró a los pocos meses. Que se inventaron lo de Grupo Olabarría, que nunca existió, y que jamás perdonaría ni el daño causado por su detención, ni menos los tres días de cárcel.
No pedía cantidad por daños, solo el castigo para los culpables y su rehabilitación social. Una intervención brillante y coherente, aunque los abogados de los acusados marearan la perdiz con que el Grupo Olabarría fuera el gestor del Grupo Harry Walker, ateniéndose a dimes y diretes, y sin más documentación que unas sospechosas carpetas internas del Banesto con lo de “Grupo Olabarría” y un organigrama compuesto por el Banco, que rebatió por evidentes inventos.
Se mencionó la próxima declaración del ex Juez Luis Pascual Estevill, y pospuesta para la siguiente sesión la declaración de los hermanos Moreno, socios de Pedro Olabarría, también encarcelados.

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