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jueves, 20 de diciembre de 2007

IV. JUICIO GRAN TIBIDABO

COMO ENTRE TRILEROS
DESAPARECE EL DELITO FISCAL
JUICIO GRAN TIBIDABO.

Rafael del Barco Carreras

Y sin más delitos que camuflar, otro de los defensores (los demás se atuvieron a lo tan bien razonado por el abogado Francesc Jufresa defensor de Javier de la Rosa) se esforzó en desmontar el único delito que quedaba en pie después de los PACTOS entre fiscalía, defensores y acusadores. DELITO FISCAL, del que ya estaba excluido Javier, por los pactos aceptando la culpabilidad, los TRES AÑOS.
Difícil entender para el común de los mortales, para eso los siglos han construido el farragoso léxico leguleyo, pero más o menos inteligible para un contable como yo, siempre ante la pregunta de dónde y a dónde va cada cantidad en los movimientos empresariales y financieros. Teoría, el Estado no puede pretender acusar de Delito Fiscal por un dinero definido como estafado. Un disparate que debiera cargar el IVA y liquidar al Estado, o pagar los seguros sociales de sus colaboradores necesarios. Léase sobres a políticos, periodistas, policías, jueces y demás. Sumando la teoría a la de Jufresa, que cargaba en el conocimiento TOTAL del ESTADO en la operación de traspaso por OPA del CONSORCIO NACIONAL DEL LEASING S.A., sociedad intervenida por el propio Estado, a manos de Javier y su grupo, el DELITO NO EXISTÍA.
Decía mi abogado Rucabado que si en muchas reclamaciones fiscales el dinero ni siquiera había existido al fracasar muchos de los negocios base, legales y facturados, menos en los que el dinero era ilegal, porque ya generaban la acusación principal. Acusar y condenar a los narcotraficantes por no haber liquidado las ADUANAS sobrepasaba su entendimiento, y se condenó a muchos por ello.
Pero aquí y en este caso, el dinero si existió, y mucho, aunque se dedicara a un revoltijo de empresas con montañas de pérdidas y chatarra a desmantelar. Un bluf empresarial para estafar a las varias fuentes de financiación utilizadas por el estafador JAVIER DE LA ROSA MARTI y su grupo, en esa disparatada huída hacia delante iniciada con su padre Antonio de la Rosa Vázquez y el Consorcio de la Zona Franca.
Total, que como ya ha quedado probado por aceptado por las partes que se estafó, el Estado no puede pretender cobrar por esa estafa. El estafador paga su pena y ya ha liquidado. Perfecto, y más si en este caso pagará menos que por un tocomocho cualquiera.
Otra filigrana…la última…pues desde 1991 se han tejido cientos de puntadas hasta ese final… desapareciendo 30.000 millones… perdón…no menos de UN BILLÓN…de los de entonces…hoy a multiplicar por diez para entender la MAGNITUD de lo juzgado, sin sumarle las desgracias provocadas por la BANDA de delincuentes…y sus colaboradores necesarios, o ¡cerebros y capos!, a los que nunca podremos calificar de tales…ver www.lagrancorrupcion.com

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